La rosa de los vientos
Hace mucho tiempo atrás cargó su mochila con sueños, ilusiones y esperanzas verdes, australes. Todo un cargamento de lluvia, bosque, viento, hojas oxidadas, leña y pan recién hecho. Sin que se diera cuenta se fueron desperdigando una a una a lo largo del camino, no era Teseo, mucho menos Pulgarcito para desandar lo ya recorrido y volver tener su cargamento austral. Ni sueños ni utopías, menos esperanza, ésta fue la última en caer de la mochila, cumpliendo así el viejo dicho de que la esperanza es lo último que se pierde. Pensado en descubrir para sí caminos antiguos de pavimento moderno fumaba retazos de sus ensoñaciones sentado en el cordón de la acera.
- ¿Tienes un cigarro?
- Toma
- Gracias, ¿y fuego?
- Quédate con las cerillas.
Un tipo de aspecto huesudo, con jersey negro, una extraña gorra blanca a tono con sus pantalones era su inusual acompañante callejero. ¿Pantalones blancos?, pensó para sus adentros, y qué antiguas esas patillas tan largas, si hasta parece un gigoló, pantalones blancos, ¡por dios¡.
- Las mujeres son un quebradero de cabeza, soltó al tiempo que hacía círculos con el humo.
- No son mujeres precisamente con lo que me devano los sesos.
- ¿Con qué entonces?
- ¿Importa?
- Si no quieres hablar lo dejamos y ya.
- Se trata de el dorado, de mi dorado, de ir en pos de el y dejar atrás .
- Soy marino, me vas a decir tú a mi lo que es dejar atrás las cosas que aprecias.
- Bueno .
- El dorado está más cerca de lo que puedas imaginar, puede hasta que ni tengas que partir para encontrarlo.
- No me vengas con esa estupidez de buscar dentro del corazón..
- No, solo te digo que abras los ojos y que sepas escoger tus amigos.
- Mmmmm, marino. ¿y en donde has estado antes?
- Muchos sitios, no me creerías.
- Inténtalo.
- ¿Tienes otro cigarro?
- No, el que te di era el último.
- Si era el último ¿por qué me lo diste?
- No lo sé, quiero creer que si doy un cigarro a quien no lo tiene cuando sea yo quien no tenga alguien me salvará con uno.
- No eres muy listo, pero tienes buen corazón, eso puede que te lleve lejos.
- Qué sabes tu.
- Sé que nadie regala nada en este mundo. Todo tiene un precio, y tu dorado también. ¿estás dispuesto a pagarlo?
- Claro.
- ¿Y si no das la talla?
- Si no lo intento nunca lo sabré.
- Buena respuesta.
- El problema es que estoy a medio camino, todo ha sido cuesta arriba y ya no me quedan ni fuerzas ni ganas de seguir.
- ¿Qué opciones tienes?
- Todo cuesta arriba pero ahora voy descalzo.
- Solo te digo una cosa, sentado no lograrás mucho.
Se puso de pié, estiró las piernas y luego se quedó en cuclillas justo frente a el. Si tu dorado te lleva a Buenos Aires pregunta por el bar la niña de Gibraltar. Le estrechó la mano para despedirse y él sintió un frío círculo de metal en la palma, bajó la vista para ver la pequeña brújula que el marino dejó en su mano. Cuando quiso agradecerle ya no estaba.
Se quedó pensando en el extraño encuentro con el marino, sentado no lograrás mucho. Se puso de pie y fue directo a su cuarto a preparar su mochila, partiría ese mismo día sin esperanzas verdes, ni lluvia ni bosque, ni hojas oxidadas ni leña ni pan recién hecho pero con una pequeña brújula.
- ¿Tienes un cigarro?
- Toma
- Gracias, ¿y fuego?
- Quédate con las cerillas.
Un tipo de aspecto huesudo, con jersey negro, una extraña gorra blanca a tono con sus pantalones era su inusual acompañante callejero. ¿Pantalones blancos?, pensó para sus adentros, y qué antiguas esas patillas tan largas, si hasta parece un gigoló, pantalones blancos, ¡por dios¡.
- Las mujeres son un quebradero de cabeza, soltó al tiempo que hacía círculos con el humo.
- No son mujeres precisamente con lo que me devano los sesos.
- ¿Con qué entonces?
- ¿Importa?
- Si no quieres hablar lo dejamos y ya.
- Se trata de el dorado, de mi dorado, de ir en pos de el y dejar atrás .
- Soy marino, me vas a decir tú a mi lo que es dejar atrás las cosas que aprecias.
- Bueno .
- El dorado está más cerca de lo que puedas imaginar, puede hasta que ni tengas que partir para encontrarlo.
- No me vengas con esa estupidez de buscar dentro del corazón..
- No, solo te digo que abras los ojos y que sepas escoger tus amigos.
- Mmmmm, marino. ¿y en donde has estado antes?
- Muchos sitios, no me creerías.
- Inténtalo.
- ¿Tienes otro cigarro?
- No, el que te di era el último.
- Si era el último ¿por qué me lo diste?
- No lo sé, quiero creer que si doy un cigarro a quien no lo tiene cuando sea yo quien no tenga alguien me salvará con uno.
- No eres muy listo, pero tienes buen corazón, eso puede que te lleve lejos.
- Qué sabes tu.
- Sé que nadie regala nada en este mundo. Todo tiene un precio, y tu dorado también. ¿estás dispuesto a pagarlo?
- Claro.
- ¿Y si no das la talla?
- Si no lo intento nunca lo sabré.
- Buena respuesta.
- El problema es que estoy a medio camino, todo ha sido cuesta arriba y ya no me quedan ni fuerzas ni ganas de seguir.
- ¿Qué opciones tienes?
- Todo cuesta arriba pero ahora voy descalzo.
- Solo te digo una cosa, sentado no lograrás mucho.
Se puso de pié, estiró las piernas y luego se quedó en cuclillas justo frente a el. Si tu dorado te lleva a Buenos Aires pregunta por el bar la niña de Gibraltar. Le estrechó la mano para despedirse y él sintió un frío círculo de metal en la palma, bajó la vista para ver la pequeña brújula que el marino dejó en su mano. Cuando quiso agradecerle ya no estaba.
Se quedó pensando en el extraño encuentro con el marino, sentado no lograrás mucho. Se puso de pie y fue directo a su cuarto a preparar su mochila, partiría ese mismo día sin esperanzas verdes, ni lluvia ni bosque, ni hojas oxidadas ni leña ni pan recién hecho pero con una pequeña brújula.
6 comentarios
pokito -
salud
Stuffen -
Perro Callejero -
Salu(2)
PD Stuffen es mejor con piruleta, a q si?
white -
Stuffen -
Goreño, ¿lo lees todos? (Me asombras).
Goreño -